Thursday, May 20, 2010

Conjeturas breves


No, las frases no se suicidan bajo cualquier desencanto. Los jueves tienen esa extraña hermandad con los fines de semana, cuando los planes y las descripciones no bastan para llenar la curiosidad, como los ángulos que se filtran para pintar una ciudad hundida en el asombro. Somos anónimos y somos el quebranto de lo que no se escucha a diario. Entonces ¿dónde yace el ánimo de los segundos que nos conducen al extravío de sabernos vivos? ¿Cuántas auroras se destiñen a diario para mantener las razones de un sacrificio sin principio ni fin? La eternidad se puede cantar a través de un puñado de endechas, pero los astros, silenciosos y de impenetrable brillo, se escapan constante de toda letra, de todo todo recorrido sintáctico. La zozobra de una explicación es la puerta que detiene el tránsito de ese canto, de toda hazaña propuesta por el tiempo. Porque hay manos que no paran de escribir bajo la blancura manchada de una lámpara que se niega a dormir cuando todos han callado sus anhelos cotidianos. No sé... quizás es el todo, tal vez la nada, o podría ser que el cansancio se ha pluralizado, se ha repetido en todos los cansancios como ecos que merodean patios solos, como inquietudes que desangran el poniente de tantas embestidas, de infinitos colores que parecen frases.