Thursday, October 27, 2011


El día de hoy fue más enjuto que el resto, por no decir que más sombrío. No sé si por los vientos que se apresuran, o tal vez porque los árboles parecen estar hechos de tristeza, como marea fundada por fantasmas amarillos, pensantes… Supongo que a las hojas, como a las frases, les llega un instante de gangrena y, entonces, se les cae una humedad -nunca sola- para convertirse en una semana de cansancio. Aquí, como no hay ciudades, no hay pecados ni ignorancias que valgan el sacrificio de no creerse inmortal. Hay, sin embargo, eventos, ciclos, nombres e instantes que el tiempo prohíbe en nombre de lo que no se dice en escrituras. Mi afán de entender ese lenguaje es incauto y la luz insuficiente, pero así es la eternidad de una tarde que camina hacia la necesidad de no ser rehén azul de un sueño; así es cada uno de mis pensamientos a destiempo por no calcular los solsticios. Todo es así: La lluvia, la niebla, el frío, los pájaros migrando… todo existe bajo sospecha.

Monday, October 17, 2011

Sueño...


Quizás en uno de esos sueños remotos del pasado pude verlas, tan nítidas y sólidas como la rutina misma. De cualquier manera, me parece que hoy en día sólo quedan rastros de esos sueños que no alcanzan ni a insinuar los ecos de su propia brevedad. No lo sé, pero si hubiera tenido la pregunta adecuada, tal vez tendría hoy una certeza unánime a la cual rendirle culto, en lugar de preguntarme constantemente lo mismo... ¿qué fue primero? ¿acaso la imagen o ese sueño que ya no sueño?

Friday, October 14, 2011

Mancha en blanco y negro.


Uno nunca olvida cómo mueren los colores, porque los colores son muertos que simplemente duermen y no hacen caso a la voz de un pensamiento a solas. Las líneas a veces nos ponen al tanto de ese modo ridículo de morir a cada segundo y, al mismo tiempo, de contar cómo nos convertimos en fieras hambrientas, siempre cazando espejos y cenizas. Yo prefiero no recordar y dejar que un movimiento haga el resto de la hazaña, aunque acabe en el desastre de no ser más que un momento perdido entre incontables momentos.

Ojos vendados


¿Cómo adivinar aquello que ni siquiera se puede ver? ¿Cómo denominar ese simple intento de lo que creemos es una adivinanza? No poder ver es a veces una oportunidad para penetrar en el horror de saber que los ojos sirven para envolvernos de lo infinito, pero también de lo trivial. Entonces, ¿quién es realmente el que no puede ver?...