Casi no recuerdo el
resto de la historia… recuerdo trozos de frases rodando como nubes por encima, pero
también la inmensa indiferencia del mundo. A ratos me llegan imágenes que
desfilan a paso lento… sonrisas, callejones, andenes y hasta esos muros que no
tienen edad ni origen. No hubo tiempo ni adornos para cada narración, por eso
se detuvieron mis pensamientos, para conocer todo aquello que tomó el lugar de
un recuerdo, aún cuando ya no recuerdo más de lo que ignoro. Quizá sólo recuerdo
ese campo tapizado de puntos y comas, un espacio realmente fatigado en el fondo
de sus preguntas, sin la menor idea de cómo traducir sus límites, sin el menor
asomo de ser más que un instante de mala memoria y, sobre todo, de poco
entendimiento. Quería abrir la marcha de ese alfabeto que busca como usurero amasar
y repetir sus propias obligaciones para maquillarlas de fortuna; pero, como dije,
no recuerdo mucho… De todos modos, ya sabía que nadie contaría esta historia
escondida detrás de todas las debilidades posibles. Olvidé casi todo… los
golpes en la puerta, los amaneceres del frío intenso, las sombras legitimando
una oscuridad sin formas; olvidé hasta la sorpresa de no recordar y la urgencia
de borrar hasta el olvido. Olvidé para que el silencio gravitara sobre esas
pausas que regala la novedad y, sí… lo olvidé también, porque como dije, mitad
otro, mitad yo, el enemigo que aún soy, casi no recuerdo lo demás.
Wednesday, November 23, 2011
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