Hoy tengo ganas de voltear el mundo de cabeza y no tener que caminar por el suelo de siempre, que la tierra sea un techo blando y paralizado por su propia transparencia... quiero caminar sin tener que flotar entre los juegos exactos de la tarde y sus peldaños anaranjados de tanta luz.
About Me
- Nevermore
- The rain fell slow down on all the roofs of uncertainty. I thought of you and the years and all the sadness fell away from me. And did you know?
Espejismo en Central Park
Philly.
En secuencia, una tras otra, se colocan así, tal y como las palabras que fingen haber tomado posesión de esta (y no otra) realidad. Parecen bancas, cierto; pero son más que eso. Son una sarta de esperas, un ejército de domingos al atardecer, o quizás el esqueleto de una conversación perdida en el pasado. Cuando dan las cuatro, después las cinco y así sucesivamente; ya no hay nada que decir. Tan sólo nos queda escuchar, sí escuchar cómo la madera se derrama y revela esos secretos que, bajo otra circunstancia, se escapan como agua.
Luna escondida
Hay lunas que intentan ocultarse en el acero y el concreto sobre el ardiente páramo... ésta, definitivamente, no pudo.
El muelle
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con luces muertas se pierde en la distancia con un gesto nebuloso.
El tiempo al fondo...
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se arremolina entre el concreto, se esconde en el tráfico y los ruidos. El tiempo huye de sí porque tiene miedo de sus pasos.
La luna
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Comió nubes con sabor a árboles desnudos. La luna parió licántropos para enredarse en ruidos fundamentales... Nadie la vio, excepto yo que buscaba la sangre en cuellos de papel.
Tiempo
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Es un juego sádico de ángulos que llena las calles, que aquieta los pasos... es el tiempo un percance invisible, un asomo a la nada y su reflejo en el vacío...
Nubes
Es agua, es algodón sembrando estruendos... es la imponente mancha merodeando el presagio de un verano cóncavo y bestial...
Tarde
Mi tarde es la tarde de los árboles y las nubes... es raquítica luz enmendando noches sin voces. Mi tarde es la tarde de los meses fríos aconsejándose una huída lenta.
Ciudad
Mito y calles, postes y tráfico cansado... Domingo en la gran ciudad de vientos y pasos con prisa.
Cielo
Cielo a través de rendijas, cortado por aceros cristalinos...
Ventana
Somos ventanas mirando ventanas, el mundo está hecho de ventanas porque el mundo es una ventana...
Espejo
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Misterio y reproducción, el espejo miente, no hay nada ahí porque tampoco aquí lo hay...
La orilla
Donde se pierde el ser, donde comienza el estar y la posibilidad de ambos, en el filo y cerca de la nada, junto a todo...
Tarde
Hay tardes que asi juegan, que amenazan la monotonía y se queman de tantos trazos. Hay tardes que son fuego y explosión de recuerdos...
Rocas
Malditas y ancianas, posadas sobre el olvido y talladas por un tiempo de tempestades recurrentes. Rocas y tiempo, maldiciones sin dueño.
Abril
Se va el invierno demorando en barrer sus nieves y soltar sus brillos sobre el suelo... La nieve se viste de lluvia sin aferrarse a las aceras.
Hojas...
muertas y serenas, retoman la pausa de una siesta de nubes, frio y avisos sin ruido... hojas que son cadáveres mojados.
Ártico
El Ártico no es como lo pintan... es peor aún. Es un pedazo de tundra clavado en sus costumbres.
Rieles al atardecer
Aquí, los trenes son forasteros sin idioma. Premeditadamente, pasan a media noche inquietando cada sueño que flota apacible sobre el Lago Erie. Los trenes, al igual que las lluvias, sólo sirven para hojear madrugadas. ¿La estación?... Ésa la arrastró la soledad quién sabe adónde...
Piedra
Aquel día me di cuenta (por fin) que la piedra, después de transitar como pensamiento, suele ser víctima de incontables miedos; entre ellos, un terror intelectual (por lo regular agudo) ante cada forma del aburrimiento que se hace más abominable. Sin duda, su sed, su gran codicia es la mortalidad de nuestras breves respiraciones que desvarían como nubes descalzas. Su gran culpa no es la locura infinita, ni la quietud sobrenatural, sino el color de las sombras que le pinta el destino cuando se empecina en alargar lo cotidiano: Frío, calor, desánimo y una pesadumbre que no tiene escondite.
Musgo
Fingir es tan esencial como mostrar; por eso la piedra es plural, silenciosa y con algo que recuerda las orillas de los lagos… por eso el universo es un desierto empañado por su propia existencia, siempre tan imparcial como la asfixia.
Esperar es...
Esperar es un acto de irresponsabilidad para quien no entiende los motivos de la luz vespertina.
Techumbre
Cuando se mira hacia arriba y se ha perdido el asombro por lo elemental, significa que es tiempo de cerrar los ojos y morir por diez segundos (al menos).
Otoño en sepia...
... Nada más.
Sueño vegetal.
Es tarde, y los árboles se niegan a dormir. No les importa ni el frío ni el silencio. Posiblemente no tengan sueño.
Maíz
El último día del maíz en sepia: Gramínea con flores masculinas en racimos terminales y las femeninas en espigas axilares: Nada. La luz ya había cortado todo. La trilladora sólo vino a recoger despojos.
Ocaso
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Como manos que se manchan de luz sobre el fuego, las nubes intentaron tapar en vano la agonía de un sol sangrante...
El tren
Ahí yace... quieto y apagado como cerro cubierto por la noche. Ahí está y nadie viene a verlo como cuando rebanaba planicies y ciudades, ostentoso y agrediendo a una tarde cualquiera con sus pasos acerados. Ahí está y ni el recuerdo se acuerda de él...
La banca
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La madera espera los siglos y las mareas enredadas en la nada
Ventanas
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Miramos o creemos mirar el mundo a través de ventanas, simplemente porque somos ventanas, algunas que arrojan luz, otras sombras, pero ventanas al fin.
Espera
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En una tarde común me vi esperando las horas, las pude ver de lejos escurriéndose como milagros líquidos, sin sustancia, sin pasado ni presente. En la espera se atravesó la banca, para escuchar mis dudas, para sostener mis temores por lo que siempre pienso que son horas vacías...
La otra tormenta
Siguió la agonía paralela del progreso y del olvido, se amarró a los cielos para no impactar los caminos solitarios y atestados de recuerdos. Ahí va y se aleja sin que nadie le eche mano.
Tormenta
Pasó, vino como merodeador sigiloso a aventarme sus colores y sus formas de tarde hambrienta. Vino y se fue caminando sobre aire sin decir palabra, sin el menor murmullo... pasó la tormenta.
El muelle
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es infinito y gris. Su misterio es de madera húmeda y sus luces no despiertan.
El puente
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esperaba afuera, como expectante, como queriendo murmurar su acero y su edad...
La niebla...
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engendra mitos y fantasmas diurnos, se asoman y se olvidan del frío. La ciudad no amanece, sólo se levanta con luces incompletas...
La otra luna
Misma noche, mismo viento, y la luna que se repetía como espejo. Se escondía sonrojada para evadir los ángulos de su despedida, de su calumnia plateada.
Arriba
Arriba no hay aire, no hay nubes ni luces escondidas... sólo está el peso de los lustros queriendo entrar, queriendo desplomar la madera que ya no recuerda cómo aferrarse al adobe...
La ciudad
De sueños, rascacielos y vientos congelando la muchedumbre... así despertó la ciudad en mis sueños de concreto, parques y hoteles de vértigo...
Union Station
Tren que llega a tiempo, pero miro hacia arriba y un trayecto me seduce. La columna derrota los rieles y llamados "May I have your attention please..."
El río
Dormido y con el frío a cuestas sueña con el flujo libre y cálido de otros días. Reposa sus miedos acuáticos y cierra sus párpados de hielo.